En el Perú, tradicionalmente se enseña una historia factual, cronológica, que pocas veces genera un impacto social en el comportamiento de los estudiantes. No invita al juicio crítico, por lo tanto tampoco al cambio.
Ante esta situación, tenemos la convicción que se puede documentar, enseñar y aprender la historia desde un punto de vista que ayude a construir una ciudadanía crítica y activa; que analice los eventos del pasado, con el fin de comprender nuestra realidad actual, de cara a tomar mejores decisiones a futuro, que nos ayuden a no seguir perpetuando errores y prácticas negativas de antaño.
Si bien existen muchos estudios sobre cómo enseñar la historia de manera efectiva y didáctica, donde destacamos el trabajo del catedrático español Joaquim Pratts, bajo el concepto de histodidáctica; en este artículo queremos dar visibilidad a una visión no muy conocida, pero que creemos es relevante considerar en un país como el nuestro: la historia liberadora.
Uno de los pocos escritos recientes que plantea este tema a detalle es el artículo ¿Qué Historia “enseñar”? de la profesora guatemalteca Yolanda Estrada Ramos. Dicho artículo hace una crítica a la manera en como, generalmente, se enseña la historia -de una manera positivista y desde una perspectiva de dominación, como indica- y plantea la necesidad de politizar la historia, de manera que ésta “responda también a los intereses de la humanidad oprimida e invisibilizada”.
En dicho artículo se plantea que la historia enseñada “ha sido manipulada para que responda a un sistema educativo de dominación, con intereses de opresión”; sobre grandes batallas, hazañas y apologías de individuos y grupos sociales que han generado conciencia, pero no una conciencia crítica y colectiva. Su planteamiento es que esta historia es de naturaleza opresora, por lo cual tiene que existir una historia liberadora como contraparte. Al definir este concepto, se refiere a la obra de Paulo Freire, Pedagogía del Oprimido, para proponer un abordaje desde situaciones límite y que genere conciencia crítica.
También, cita al autor Carlos Aguirre Rojas en su Antimanual del mal historiador (2002) para agregar que se trata incluso de una lucha de la memoria contra el olvido, demostrando inconsistencias en resultados historiográficos y vinculada a los movimientos sociales para brindarles esperanza. El mismo autor define los “siete pecados capitales del historiador”, que incluyen el positivismo y falta de actitud crítica, dándonos luces adicionales sobre la metodología ideal para este tipo de historia. La autora concluye que no es posible mantener una neutralidad desde la docencia si lo que se desea es frenar una historiografía que ha sido tradicionalmente favorable a la clase dominante.
Es aquí, donde nos atrevemos a preguntarnos: ¿Será que no sólo es posible, sino necesaria una historia “liberadora” en el Perú? Esto implicaría un trabajo que va más allá de las aulas, hacia la propia investigación y crítica del pasado y la recopilación de hechos contemporáneos para ser analizados y debatidos en un contexto donde se promueva, para todas las partes, la emancipación y dignidad a través del conocimiento.
En nuestro país, observamos la falta de valores cívicos y una pobre cohesión social, lo cual creemos tiene una conexión directa con a) el tipo de conocimiento que los grupos sociales con mayores privilegios tienen sobre el pasado de las demás, pero sobre todo, con b) el nivel de conocimiento que los grupos sociales de menores privilegios tienen sobre su propia realidad histórica. Esto nos lleva a asumir (a ambos grupos) ciertas injusticias como parte de un sistema o ideología que por facto “es así”, originando, sino hay un cambio en el tiempo, episodios de revueltas, violentas o no, con base en un hartazgo periódico que no encuentra otra salida.
Para Hablemos del Perú, es importante considerar un proyecto educativo de alcance masivo que cobije este concepto, pues creemos tendrá un fuerte impacto en incrementar la conciencia social, y permitirá a todos los ciudadanos, conocerse, reconocerse y cohesionarse en la interculturalidad que buscamos.