Antecedentes

¿Qué pasaría si los peruanos nos atrevemos a declarar que queremos “Ser más felices”?

Pensando en grande, ésta es nuestra visión:

Suena imposible, ¿no? pero, ¿qué tal si construimos un proyecto que parta con esa visión?

Según el Reporte Mundial de la Felicidad del 2020, el Perú se encuentra en la posición #63, en la región sólo superando, y no por mucho, a Bolivia, Paraguay y Venezuela.

Los países nórdicos, como es esperado, lideran las mediciones y ha sido así en todos los años, debido particularmente a sus altos niveles de soporte social, libertad para tomar decisiones y bajos índices de corrupción. Una de las posibles explicaciones de este «milagro nórdico» que analiza este mismo reporte, es la gran inversión que hicieron estos países en el Siglo XIX en educación, particularmente en la relacionada a identidad nacional y cohesión social.

En el Perú, en contraste, y según este análisis del mismo reporte referido, se identifican tres principales indicadores a mejorar:

  • Situación económica, medida en PBI per cápita.
  • Nivel de soporte social, entre comunidades y hacia instituciones públicas.
  • Percepción de no corrupción, donde el Perú se ubica muy por debajo del promedio de los 10 países «menos felices».

Es desde esta base que parte nuestro proyecto, y como primer paso nos atrevemos a plantear un marco teórico que intenta dar fundamento a nuestros planteamientos.